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El sector pide revisar la normativa europea para permitir un mayor aprovechamiento de subproductos animales seguros y sostenibles.
El pasado 19 de junio, ANAGRASA reunió en Madrid a representantes de la administración, del ámbito empresarial y de la cadena de valor de la alimentación animal en la jornada titulada “Retos actuales sobre el uso de la proteína animal en la alimentación animal”. El encuentro puso el foco en la necesidad de revisar el marco normativo europeo que condiciona el uso de las proteínas animales transformadas (PAT), una materia prima segura, sostenible y con un papel estratégico en la economía circular.
El debate, moderado por el catedrático de Derecho Constitucional y asesor de ANAGRASA, Francisco Caamaño, contó con la participación de figuras destacadas como Javier Piquer, subdirector adjunto de Medios de Producción Ganadera del MAPA; Íñigo Fernández de Mesa, vicepresidente de CEOE; Matilde Moro, gerente de ASOPROVAC; Pablo Hervás, director técnico de ANFAAC, y Christian Morron, secretario ejecutivo de ANAGRASA. Todos coincidieron en subrayar la importancia del uso de las PAT en la alimentación animal como vía para avanzar hacia una bioeconomía circular baja en carbono.
Revisión de una normativa heredada del pasado
Actualmente, la normativa europea sobre sanidad animal y subproductos animales (SANDACH) está aún condicionada por las restricciones derivadas de la crisis de las “vacas locas”, pese a que la Unión Europea ha sido declarada territorio de riesgo insignificante de EEB (encefalopatía espongiforme bovina). Esta legislación limita el uso alimentario de las PAT a ciertos casos muy concretos —como animales de compañía o acuicultura— y prohíbe totalmente el uso de proteína de rumiante para alimentación animal, incluso dentro de su propia especie.
Estas restricciones contrastan con las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal, que no impone estas limitaciones, y con la definición que hace la Comisión Europea de bioeconomía circular, basada precisamente en el aprovechamiento eficiente de los recursos biológicos renovables y sus residuos para la producción de alimentos, piensos, bioproductos o bioenergía.
Propuestas concretas para aumentar la disponibilidad de PAT
Durante la jornada se reclamó que España apoye la revisión de la categorización de los SANDACH que estudia la Comisión Europea, con el fin de ampliar los usos permitidos de las PAT en alimentación animal. También se insistió en la necesidad de avanzar hacia la recogida diferenciada de los subproductos en los canales de distribución y comercialización de alimentos, una medida recogida en el Libro Blanco del MAPA y en el Plan Nacional Integral de SANDACH aprobado por el Consejo de Ministros en 2008.
El desafío de la competencia entre usos
Otro de los temas que centró la atención fue la creciente competencia entre sectores económicos por acceder al material SANDACH, lo que está dificultando su uso en alimentación animal. En este sentido, se analizó el impacto de la Ley 7/2022 de residuos, que establece un orden de prioridad que favorece el uso alimentario del desperdicio frente a su valorización como fertilizante o biocombustible. No obstante, la Ley 1/2025 permite modificar ese orden en determinados casos, lo que ha generado preocupación en el sector. Las asociaciones presentes pidieron un reglamento claro y objetivo que establezca en qué circunstancias se puede justificar la alteración de esta jerarquía.
Asimismo, se alertó sobre el uso creciente de instalaciones de biogás, públicas y privadas, que emplean materiales de categoría 3 potencialmente aprovechables como PAT para piensos. Desde ANAGRASA se defendió la necesidad de aplicar en este contexto el principio de uso en cascada de la biomasa, previsto en la normativa europea sobre energías renovables, que prioriza el uso material antes que el energético, siempre que sea viable.
Compromiso con una cadena alimentaria sostenible
La jornada concluyó con una llamada a la colaboración entre administraciones, empresas y organizaciones sectoriales para consolidar un modelo de economía circular que integre de forma efectiva los subproductos animales como recursos de alto valor. ANAGRASA y el conjunto de participantes reafirmaron su compromiso con la sostenibilidad, la eficiencia y la seguridad de la cadena alimentaria española.