13 de abril, 2020
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Artículo escrito por José María Ferrer Villar, Jefe del Departamento de Derecho Alimentario de AINIA.

La Cadena Alimentaria requiere de una mejora constante para alcanzar los equilibrios necesarios entre todos los agentes implicados. Partiendo de esta premisa recientemente se acometió una revisión concretada a través de la aprobación del Real Decreto-ley 5/2020, de 25 de febrero, por el que se adoptan determinadas medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación, que ha aportado algunas mejoras respecto al necesario equilibrio entre la producción agropecuaria y los demás operadores de la cadena.

Es imprescindible una evaluación constante de la Cadena Alimentaria para que la regulación aplicable a la misma pueda contemplar todas las situaciones y nos presente un panorama lo más equilibrado posible. En la revisión que se desarrolló en febrero se tomaron una serie de medidas que, aun siendo muy importantes, todavía eran insuficientes para abordar aspectos tan relevantes como:

  • La conexión entre el beneficio de la sociedad con la competitividad del sector para lograr una mejora del empleo en el medio rural.
  • Cómo garantizar una distribución sostenible del valor añadido entre los distintos agentes de la cadena.
  • Mayor equilibrio y transparencia en las relaciones comerciales.
  • Mejora de la competitividad, eficiencia y capacidad de innovación de la producción agraria.
  • Sostenibilidad en la cadena alimentaria.

Estos son algunos de los objetivos que es necesario alcanzar y que la revisión de la legislación ha de contribuir para su consecución. En la segunda fase de actualización de la legislación sobre la Cadena Alimentaria, el legislador va a incorporar al ordenamiento jurídico nacional lo establecido en la Directiva (UE) 2019/633 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de abril de 2019, relativa a las prácticas comerciales desleales en las relaciones entre empresas en la cadena de suministro agrícola y alimentario.

La preocupación por la situación de la Cadena Alimentaria en la Unión Europea existe desde hace décadas, no obstante, los pasos más decididos para tratar de cambiar la situación se han dado en las últimas décadas. La UE se planteó una estrategia en esta materia para la mejora en el funcionamiento de la cadena agroalimentaria (2009) y la constitución del Foro de Alto Nivel sobre la Mejora del Funcionamiento de la Cadena Alimentaria, actuaciones que ponen el acento en conseguir unas normas mínimas de protección buscando la armonización en la UE en materia de prácticas comerciales desleales mediante la Directiva (UE) 2019/633, que a su vez ha tomado como ejemplo a la Ley 12/2013, de la Cadena Alimentaria.

La futura legislación transpondrá la citada directiva y adicionalmente tratará de mejorar la regulación en este ámbito, en especial buscando mayor transparencia en las relaciones comerciales, mejorando la situación de los productores y también eliminando las prácticas comerciales desleales a lo largo de la cadena agroalimentaria.

Diversidad de agentes, rigidez de la demanda, factores climáticos

Estos son algunos de los aspectos que caracterizan la Cadena Alimentaria, estamos ante un sistema sumamente complejo en el que se encuentran agentes muy diversos, desde el pequeño agricultor hasta la gran multinacional de la distribución, tenemos un amplísimo abanico en cuanto a la tipología de los agentes intervinientes.

Otros elementos que son característicos en el ámbito agrario son los vinculados con los factores climáticos o biológicos que, en general, escapan al control del productor y condicionan la actividad y también influyen en la rigidez de la demanda.

Analizando estas especiales características vemos que estamos ante un sector vulnerable, en particular el primer eslabón de la cadena, algo que da lugar a los desequilibrios que trata de paliar la legislación.

La legislación que va a transponer la Directiva (UE) 2019/63, tiene por finalidad el reequilibrio del poder negociación dentro de la cadena alimentaria prohibiendo determinadas prácticas consideradas como desleales por ser contrarias a la buena fe e imponer un reparto desproporcionado de derechos y obligaciones entre las partes.

Además del gran objetivo que marca la mencionada directiva, también se espera que con la nueva modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria se logren los siguientes objetivos:

  • Poner fin a las prácticas comerciales desleales en el ámbito de la contratación alimentaria.
  • El fomento del reparto equitativo del valor añadido.
  • La mejora de la capacidad de negociación de los eslabones más débiles de la cadena.
  • El fortalecimiento de la competencia y la competitividad de los operadores.
  • Aumentar la transparencia en el marco de las relaciones contractuales en el sector agroalimentario.

Ante la gran pregunta que surge sobre las prácticas comerciales desleales, es aventurado dar una respuesta en estos momentos. Estamos ante una situación muy compleja y que no se ha resuelto a lo largo de los años para que, únicamente con estos cambios en la legislación, podamos alcanzar un equilibrio entre las distintas fuerzas. La posible solución pasar por una combinación de medidas legales y otro tipo de políticas en el ámbito de la Unión Europea para construir un sistema agroalimentario sostenible y equilibrado.

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